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Foto del escritorCarlos Pozos

Los ojos del mundo, puestos en EU

Trump, quien busca un segundo mandato, ya fue víctima de un intento de asesinato en un mitin en Pensilvania.



Para bien o para mal, prácticamente todo el mundo está al pendiente de cómo se desarrollan las campañas presidenciales estadounidenses, de cara al 5 de noviembre, que se celebra la votación para elegir nuevo presidente en Estados Unidos. De lo que se decida dependen muchos cambios en el contexto mundial.

Primero que nada, esta elección ya es histórica porque al final de la carrera no llegarán los que iniciaron la justa, el demócrata Joe Biden tuvo que entregar la estafeta a su vicepresidenta Kamala Harris (59 años), ante una ola de presiones sobre su estado de salud a sus 81 años de edad.


Probablemente, la decisión de Biden fue una de las más difíciles en su vida política, pero también puede ser la más importante y trascendente para el Partido Demócrata, primero recibió una inyección de jovialidad, pero, sobre todo, convirtió al republicano Donald Trump en el viejo de la contienda, de 78 años.

Trump, quien busca un segundo mandato, ya fue víctima de un intento de asesinato en un mitin en Pensilvania después de salir triunfador del primer debate, que dichos sea de paso, fue la gota que derramo el vaso y terminó de derrumbar las aspiraciones de reelección de Biden.

La llegada de Harris a la campaña sacudió todo, las encuestas comenzaron a mostrar que mucha gente indecisa iba a votar no por el que la convencía, sino más bien, por el menos malo, al menos, dos encuestas hoy colocan a la vicepresidenta con 7 puntos por arriba de Trump en la intención de voto.

La recién terminada Convención Nacional Demócrata, colocó a Kamala como una candidata fuerte y arropada por los líderes de ese partido, gente como los Obama, los Clinton y otros le dieron el espaldarazo que necesitaba la vicepresidenta, pero es verdad que esa reunión puede ser una ilusión y que en las urnas suceda otra cosa, por eso es importante no perder el impulso.

Por el lado de Trump, después de que terminó la Convención Nacional Republicana y la designación de su compañero de fórmula JD Vance, parecía que nadie podía evitar que se volviera a sentar en la silla presidencial de la Casa Blanca, pero hoy las cosas pintan diferente y el magnate hace posible y lo imposible para frenar el nuevo impulso de su rival.

Uno de los temas que está en el centro del debate en la campaña estadounidense, tiene que ver con la migración, puede ser más dura del lado republicano o mejor negociada del lado demócrata, o al menos eso es lo que han dejado entrever los aspirantes presidenciales.

De hecho, para Trump la migración es el punto medular de su campaña, deportación masiva de migrantes, cierre de fronteras, amenazas arancelarias y un combo de medidas radicales, muchas de ellas irrealizables, pero a la gente que lo es lo que les gusta escuchar, no hay que olvidar que Estados Unidos es un país conformado de migrantes de diversas partes del mundo.

No es que los demócratas vayan a ser laxos con su política migratoria, pero el asunto es debatir y acordar qué medidas tomar para frenar los flujos migratorios que provienen de América Latina y del mundo y que inevitablemente tienen la necesidad de cruzar por suelo mexicano. En otras palabras, el fenómeno de la migración es un mal necesario.

Para el ganador de la Casa Blanca, le guste o no tendrá que mediar la guerra que desató la invasión de Rusia a Ucrania y eso conlleva a no apartarse de sus aliados de la Organización de Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de revisar el escudo antimisiles que colinda con Rusia, eso, por un lado.

Por el otro, también se debe de cooperar para encontrar una salida de la guerra de Israel contra Hamás en Medio Oriente y la muy preocupante matanza que se vive en Gaza bajo la consigna israelí de desaparecer al movimiento palestino islámico, un saldo que ya rebasa los 40 mil muertos.

Peor aún, los conflictos bélicos en Medio Oriente se comienzan a extender por el Líbano e Irán y los que se sumen, es su derecho de Israel de defenderse, pero ¿cuál es la medida? Hasta donde sentirá que está saldado el ataque contra su gente en octubre de 2023, que dejó un saldo de mil 200 muertos, por cierto, muy lamentables, porque se trató de gente pacífica y muchos de ellos jóvenes.


También hay una serie de disputas de China con sus vecinos, varios de ellos aliados de Estados Unidos, caso Japón, Filipinas, Corea del Sur y hasta Taiwán, este último es un tema muy candente y volátil que puede desatar en cualquier momento un nuevo conflicto bélico.

A todo ello debe voltearse a una política ambiental, que siente las bases de los Acuerdos de París de manera muy seria para tratar de toda costa de frenar el calentamiento global y su posible y ya palpables consecuencias, del lado republicano es un tema de poca importancia, pero del lado demócrata es una prioridad.

Hay miles de asuntos en donde Estados Unidos tiene las narices metidas, por eso es tan relevante quién gobernará a la primera potencia del mundo, porque una decisión radical puede hacer la diferencia y cambiar la realidad. O usted, ¿qué cree?

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