Tan sólo en Sinaloa, uno de los principales productores de maíz blanco del país, se redujo la superficie de siembra más de 50 por ciento.
Al corte de mayo, en México había 2.4 millones de hectáreas sembradas de maíz, 300 mil menos que en el mismo periodo del año pasado, de acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
La cifra es la más baja en lo que va del sexenio, ya que durante el último año, los productores de maíz dejaron de sembrarlo por la severa sequía y porque ya no es rentable el cultivo de este grano básico para la dieta de los mexicanos.
Baja California, Nuevo León, Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Michoacán, Tamaulipas y Zacatecas tuvieron los mayores caídas en superficie de siembra de maíz.
Tan sólo en Sinaloa, uno de los principales productores de maíz blanco del país, se redujo la superficie de siembra más de 50 por ciento y por ende la producción, que pasó de un promedio anual de 6.5 millones de toneladas a 3.5 millones estimados para el ciclo agrícola 2023-2024.
”La situación es muy crítica para el sector agrícola. Se dejaron de sembrar 300 mil hectáreas en el cultivo del maíz, cultivo de gran demanda de agua. Y eso nos orilló a sembrar cultivos de baja demanda como frijol y garbanzo”, aseveró en entrevista el ingeniero Marte N. Vega Román, presidente del Consejo directivo de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES).
En entrevista con El Sol de México añadió que además de la sequía, la caída de los precios, los pocos apoyos gubernamentales y el retiro de productores afectaron el cultivo en Sinaloa.
Dijo que para la cosecha este año se pactó un precio de cinco mil 400 pesos la tonelada, pero se necesitaban poco más de seis mil para cubrir el incremento de todos los insumos: semillas, fertilizantes y costos de producción subieron”.
Recordó que hace dos años se vendió la tonelada de maíz blanco en siete mil pesos la tonelada, pero el año pasado el precio cayó a cuatro mil 200 pesos.
Aunado a la reducción de superficie sembrada, la sequía también afectó el rendimiento del cultivo por hectárea.
Martin Lim Cisneros, agricultor de Sinaloa, explicó que obtuvo entre ocho y 11 toneladas de maíz por hectárea, en algunos casos 13, a diferencia de años anteriores que se obtenían hasta 16 toneladas.
“Con 10 toneladas uno puede pagar lo que invirtió sin ganancia, pero menos no deja nada”, explicó.
Detalló que el problema del agua fue el causante de tener bajos rendimientos en sus cosechas, ya que lo normal es que se riegue de los 45 a 50 días después de sembrar el maíz, sin embargo, el agua se la dieron hasta los 80 o 90 días.
Martin Lim mencionó que logró producir 50 toneladas de maíz blanco, 11.5 toneladas en promedio por hectárea.
“Si lo pones en dinero, en cinco mil pesos por tonelada, en números cerrados, 250 mil pesos no entraron a mi bolsa. Fue perdida total para todos los productores”, explicó.
Sobre los apoyos gubernamentales, Marte Vega Román dijo que fueron pocos y a destiempo.
“Se esperaban más, por la necesidad de mantener un sector activo. Desgraciadamente, en estos momentos, muchos compañeros productores se salen de la actividad. Tenemos dos años consecutivos de malos resultados y desmotivados”, lamentó el presidente de la CAADES.
“Vemos cómo se importan cada vez más granos como es el maíz, frijol, trigo (...) Es tema de reflexión para el nuevo gobierno”, dijo.
El Consejo Estatal Agropecuario de Desarrollo Sustentable aprobó en el Plan de Siembra Otoño-Invierno 2023-2024 alrededor de 380 mil hectáreas para la siembra de maíz, pese a que se había analizado una proyección de 150 mil hectáreas ante la escasez de agua.
“Ahora solo esperamos que nos llueva, hacer una programación normal para lo que viene, pero este año fue sumamente difícil. Los precios se cayeron, la rentabilidad está por los suelos, pasamos momentos sumamente complicados, los 30 mil productores de maíz en Sinaloa”, dijo Vega Román.
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“Producimos algo muy necesario para el consumo de la tortilla. Producimos maíz blanco para consumo humano. No se importa, el que se compra en el exterior es maíz amarillo y transgénico que se supone es para uso pecuario. La producción de maíz de Sinaloa es sumamente importante y necesaria; pero los productores están desmotivados en estos momentos”, dijo.
Añadió que incluso los productores que recurrieron a cultivos alternativos, como el frijol y el garbanzo, experimentaron problemas ya sea por la baja demanda o la caída de precios.
“En la cosecha del ciclo primavera-verano de frijol en Zacatecas y Durango les afectó muy duro la falta de agua y se produjo mucho menos frijol del tradicional, por eso no batallamos tanto en desplazar nuestro frijol, pero la sequía nos pegó en todo el país. La cosecha de frijol (en Sinaloa) fue de 150 mil toneladas, pero el mercado a donde nosotros lo mandamos no aguanta más de 100 mil toneladas”, dijo.
En el caso de garbanzo, que aprovecha la humedad del suelo, es un producto que poco se consume en el país, pero también los precios se cayeron, de 25 mil pesos la tonelada, terminaron en 13 mil a 14 mil pesos, por la poca demanda del producto, que es muy apreciado en Europa.
Alejandro Suárez, Bertha Becerra | El Sol de México y Mario Núñez | El Sol de Sinaloa