México ocupa la posición 136 de 163 países en la clasificación mundial del Índice de Paz.
México es uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser político, advierte el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) en su estudio Índice de Paz 2024 elaborado para nuestro país, en el que destaca que 170 figuras políticas y funcionarios gubernamentales fueron asesinados el año pasado, cifra tres y media veces mayor a los 50 registrados en el año 2000.
En el Índice de Paz México 2024 este centro de pensamiento para el desarrollo global señala que la cifra de políticos asesinados refleja un preocupante incremento de la violencia política en México.
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México ocupa la posición 136 de 163 países en la clasificación mundial del Índice de Paz, una mejora de tres posiciones con respecto al año anterior, pero una caída de 23 posiciones desde 2008, cuando se publicó la primera edición.
Nuestro país está mejor posicionado que Colombia, Venezuela (lugares 140) y Rusia (158), pero es superado por Líbano (135), el Estado Palestino (134) y Haití (129).
“Conforme se acerca la elección suelen agudizarse los eventos de violencia”, dice Carlos Juárez Cruz, director en México del IEP y uno de los responsables del estudio.
En entrevista con El Sol de México, agregó que la mayoría de los aspirantes a puestos en el poder Ejecutivo, es decir, candidatos a gobiernos municipales, alcaldías y gubernaturas, son el blanco de la mayoría de los ataques que registrados en el país en los últimos años, aunque también los contendientes de partidos de oposición enfrentan esta violencia.
“Miembros de gabinete, actuales y anteriores, tampoco escapan”, subraya Juárez Cruz.
De acuerdo con el informe, el estado de Guerrero encabeza la lista de ataques a políticos con 128 en los últimos seis años, seguido por Veracruz y Oaxaca.
Además, según el análisis, el ambiente político de México se está polarizando cada vez y las encuestas de opinión muestran que el sentimiento partidista está en aumento, lo que representa una amenaza a la paz del país.
“Es muy preocupante porque la polarización es una forma violencia. Todos los días estamos expuestos a discursos públicos desde el Gobierno, pero desde otros sectores también, el empresarial, los medios de comunicación, los ámbitos académicos llamando a posturas inflexibles”, advierte el director del IEP.
Pero no sólo ser político es altamente peligroso en México, las fuerzas de seguridad, especialmente los policías, enfrentan también una situación de violencia nunca antes vista.
De acuerdo con el índice de Paz, desde 2018 más de dos mil 600 policías han sido asesinados en el país, lo que equivale a una tasa promedio anual de 96.8 uniformados asesinados por cada 100 mil en funciones. “Ser policía en México es cuatro veces más peligroso que ser miembro de la población en general”, destaca el informe.
En general, durante el año pasado la paz en México mejoró en 15 estados de la República, pero disminuyó en 17, lo que significa, de acuerdo con Juárez Cruz, que el país mantiene una tendencia negativa.
“Lo que vemos es que si bien hubo mejoras mínimas en los últimos cuatro años, también en el último año mejoró la tasa de homicidios, en realidad estamos en una tendencia negativa en los últimos nueve años. No han mejorado como deberían las tasas de homicidio. Estamos hoy en México con niveles máximo de violencia sexual, violencia familiar, con altas tasas de feminicidios”, dijo.
De acuerdo con el análisis de IEP, Colima fue, por segundo año consecutivo, el más violento de los 32 estados de la República en 2023. Este estado ha experimentado un pronunciado incremento de la inseguridad desde 2015, que se atribuye en gran medida al auge de las drogas sintéticas. Su puerto de Manzanillo sirve de punto de llegada para los precursores empleados en la producción de metanfetaminas y fentanilo, lo que motiva las guerras entre organizaciones de narcotraficantes por el control de la zona.
En contraste, Yucatán, Tlaxcala, Chiapas, Durango y Coahuila presentaron, el año pasado, los mayores avances hacia la paz.
Algunos estados, como Baja California y Chihuahua, presentaron pocos cambios en los niveles de violencia. Esos estados fronterizos son áreas clave para los carteles de la droga, lo que conlleva una historia de disputas que se mantienen.
Sin embargo, los epicentros de violencia en el país han exhibido variaciones significativas en los últimos 15 años, como le explicó Juárez Cruz.
El análisis de IEP destaca también que en 2023, el impacto económico de la violencia en México fue de cuatro mil 900 millones de pesos, lo que representan unos 37 mil 430 pesos por mexicano, más del doble del salario mensual promedio en el país.
“En 2023, 74.6 por ciento de la población a nivel nacional informó sentirse insegura en el estado en que vivía”, subraya el informe.
Asimismo, destaca que las organizaciones criminales son de los principales responsables de la violencia en las zonas más afectadas por ese flagelo en México.
El cambio en las dinámicas del crimen organizado puede llevar a estallidos de violencia en lugares específicos, según encontró el informe.
El tráfico de drogas sintéticas es uno de los principales motores de la violencia criminal en México, pero otras economías criminales también tienen participación importante, como lo especifica el informe.
La extorsión y el narcomenudeo han tenido un rápido crecimiento en los últimos años, con el recrudecimiento de la violencia por disputas entre grupos dedicados al microtráfico y el control de las plazas locales, a la par que extorsionistas y secuestradores legitiman sus amenazas mediante la violencia y el asesinato.