TikTok es muy popular en Estados Unidos y en muchos países más.
El gobierno de Estados Unidos estuvo cerca de prohibir la aplicación de videos de redes sociales TikTok el 24 de abril de 2024 después de que el presidente Joe Biden promulgó un proyecto de ley de ayuda exterior de 95 mil millones de dólares.
La legislación propuesta fue motivada por un conjunto de preocupaciones de seguridad nacional. Por otro lado, la popularidad de TikTok en Estados Unidos y el hecho de que muchos jóvenes obtienen sus noticias a través de la plataforma (un tercio de los estadounidenses menores de 30 años) la convierten en un potente instrumento de influencia política china.
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Pero China no necesita TikTok para recopilar datos sobre los estadounidenses. El gobierno chino puede comprar todos los datos que quiera a intermediarios de datos, porque Estados Unidos no tiene leyes federales de privacidad de datos de las que hablar. El hecho de que China, un país que los estadounidenses critican por sus prácticas autoritarias, prohíba las plataformas de redes sociales no es una razón para que Estados Unidos haga lo mismo.
En los últimos años, mis colegas del Centro de Ética Aplicada de la UMass Boston y yo, hemos estado estudiando el impacto de los sistemas de inteligencia artificial en la forma en que las personas se entienden a sí mismas.
He aquí por qué creo que la reciente medida contra TikTok pasa por alto el punto más importante: la calidad de las fuentes de información de los estadounidenses ha disminuido y el problema va más allá de cualquier plataforma de red social.
El problema más profundo
Pero quizás el argumento más convincente para revisar TikTok es que la ubicuidad de la aplicación y el hecho de que tantos jóvenes estadounidenses obtengan noticias a través de ella la convierte en una herramienta eficaz para la influencia política. Pero la solución propuesta de pasar a la propiedad estadounidense de la aplicación ignora una amenaza aún más fundamental.
El problema más profundo no es que el gobierno chino pueda manipular fácilmente el contenido de la aplicación. Más bien, la gente piensa que, en primer lugar, está bien recibir noticias a través de las redes sociales.
En otras palabras, la verdadera vulnerabilidad de la seguridad nacional es que la gente ha accedido a informarse a través de las redes sociales.
Las redes sociales no están hechas para informar, sino para captar la atención del consumidor, por el bien de los anunciantes. Con ligeras variaciones, ese es el modelo de negocio de todas las plataformas.
Existe una diferencia importante entre consumir activamente información seria y bien examinada y ser manipulado para pasar el mayor tiempo posible en una plataforma. El primero es el alma de la ciudadanía democrática porque ser un ciudadano que participa en la toma de decisiones políticas requiere tener información confiable sobre los temas del momento. Esto último equivale a dejar que su atención sea secuestrada para el beneficio financiero de otra persona.
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Si se prohíbe TikTok, es probable que muchos de sus usuarios migren a Instagram y YouTube, lo cual beneficiaría a Meta y Google, sus empresas matrices, pero no beneficiaría la seguridad nacional.
La gente seguiría expuesta a tantas noticias basura como antes, y la experiencia demuestra que estas plataformas de redes sociales también podrían ser vulnerables a la manipulación. Después de todo, los rusos utilizaron principalmente Facebook y Twitter para inmiscuirse en las elecciones de 2016.
Proteger la capacidad de pensamiento crítico de las personas es un desafío que requiere atención bipartidista. Algunas de estas medidas para impulsar la alfabetización mediática y tecnológica podrían no ser populares entre los usuarios y las empresas tecnológicas.
Pero creo que son necesarios para formar ciudadanos reflexivos en lugar de consumidores pasivos de las redes sociales que han entregado su atención a actores comerciales y políticos que no se preocupan por sus intereses.
* Traducción de El Sol de México.
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