Trump tiene una visión de la geopolítica muy diferente a los mandatarios de otros países en Occidente.
El aspirante presidencial republicano Donald Trump sumó una nueva multa económica, pero eso poca le importa, esas sanciones se están convirtiendo en su mejor propaganda política de cara a las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos.
El expresidente enfrenta 34 cargos por delitos graves de falsificación de registros comerciales en primer grado para encubrir durante la campaña de 2016 una relación sexual extramatrimonial con la actriz porno Stormy Daniels. Trump se declara inocente y niega haber tenido encuentros sexuales con cualquiera de las mujeres, así como cualquier irregularidad.
Hasta ahora, los miembros del jurado han escuchado a testigos, entre ellos un editor de una revista sensacionalista y amigo de Trump que compró los derechos de varias historias sórdidas sobre Trump para evitar que salieran a la luz, y un abogado de Los Ángeles que negoció acuerdos de pago de silencio en nombre de Daniels y de la modelo Playboy, Karen McDougal.
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Esta semana el magnate inmobiliario acumuló una nueva multa de mil dólares por violar la Ley Mordaza, con lo que suma unos 10 mil dólares en multas, pero el mismo juez sabe que esas sanciones no están funcionando, por el contrario, están impulsando la popularidad del expresidente.
Por eso, para el equipo de Trump, quien llegó por primera vez a la Casa Blanca en 2016, esa sanciones económicas están presupuestadas y son favorables, al grado de que para sus seguidores es una víctima de una persecución judicial, él lo sabe y se deja consentir.
Juan M. Merchán, juez encargado del caso del presunto soborno a Daniels, subió el tono de las advertencias, y le dijo Trump que si no se calla y deja de intimidar al jurado y fiscal lo puede mandar a prisión, eso sería la cúspide de su campaña, lo colocaría como un héroe, ese que puede salvar a Estados Unidos de la migración ilegal.
También es visto como la solución para frenar el aborto, para salirse de la OTAN, como ya lo hizo en su primer gobierno, de limitar las aportaciones de Estados Unidos a la ONU, OMS, Unicef y anexas. Muchos estadounidenses conservadores lo ven como el que le puede plantar cara a China y frenar su avance económico.
Pero, hoy que el enojo crece en las universidades de Estados Unidos por el apoyo a Israel y su desmedida defensa contra el Movimiento para la Resistencia Islámica Hamas en la Franja de Gaza, se habrán preguntado los seguidores del magnate cómo va a actuar en este conflicto.
En su primera gestión, Trump dio todo su apoyo y más a Israel, de hecho, él fue quien concretó el cambio de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, es último un territorio que siempre ha sido reclamado por los palestinos como su capital.
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No hay que olvidar, que su yerno Jared Kushner, tuvo mucho que ver en los beneficios a Israel, incluso se convirtió en el promotor de paz entre Israel y los palestinos, hoy él y su hija Ivanka, están alejados del magnate, si me apura un poco, por los tejes y manejes de los Trump en el sector inmobiliario. Esa es otra cuenta pendiente.
Si Trump le da manga ancha al primer ministro Benjamin Netanyahu, puede desatar una guerra con más involucrados en Medio Oriente, incluso fuera de esa parte del mundo, y los posibles abusos del gobierno israelí le puede estallar en las manos al magnate, al grado de perder el cargo.
El no apoyar a Israel, lo colocaría como uno de los peores presidentes de Estados Unidos, porque es su principal aliado en Medio Oriente y abandonarlo, como amagó con los aliados de la OTAN, también resultaría una decisión radical.
Hay otro problema, se llama Ucrania, en ese conflicto que inició Rusia las cosas parecen más claras para el magnate porque siempre se ha decantado por el mandatario ruso, Vladimir Putin. Recientemente, los republicanos frenaron la ayuda económica y militar en el Congreso estadounidense de 61 mil millones de dólares para Kiev.
Esa acción fue oxígeno puro para las tropas rusas que han comenzado a ganar nuevas posiciones en Ucrania. Trump tiene una visión de la geopolítica muy diferente a los mandatarios de otros países en Occidente, se puede convertir en el negrito del arroz y dar muchos problemas, más de los que ya existen. O usted, ¿Qué cree?